Ciudad de México, noviembre de 2025.– La forma de viajar está cambiando en todo el continente. Cada vez más personas dejan atrás las prisas de los itinerarios saturados y los viajes exprés para abrazar una tendencia que gana fuerza: el slow travel, o turismo lento, una filosofía que invita a conocer los destinos con más calma, respeto y conexión.
Este movimiento busca redefinir la manera en que se explora el mundo. Frente al turismo masivo que deja una profunda huella ecológica, el slow travel propone reducir el impacto ambiental al privilegiar trayectos cortos, estancias más largas y experiencias auténticas que apoyen directamente a las comunidades locales.
“El viajero latinoamericano no busca solo llegar. Quiere sentirse libre, saber que puede detenerse cuando lo desee, sin preocuparse por lo que pueda pasar”, afirma Mariana Naccarati, responsable de expansión para Latinoamérica en IATI Seguros. Su visión sintetiza la esencia de este nuevo modo de viajar: disfrutar del trayecto tanto como del destino.
En América Latina, esta filosofía se refleja en tendencias claras: más turistas eligen hospedarse en alojamientos rurales, visitar pueblos mágicos, o sumarse a experiencias culturales que promueven el intercambio con la población local. En México, destinos como Oaxaca, San Cristóbal de las Casas o Bacalar se han convertido en referentes del turismo consciente y pausado.
A nivel global, lugares como la isla de Socotra en Yemen, la Patagonia argentina o el Valle Sagrado en Perú encarnan la experiencia del slow travel: destinos remotos y naturales donde la contemplación reemplaza la prisa. En estos espacios, el visitante no busca coleccionar fotos, sino momentos.
Para acompañar esta tendencia, IATI Seguros ha lanzado su servicio “fast help”, una herramienta de asistencia inmediata que asegura que la calma del viaje no se vea interrumpida por imprevistos. La idea es simple: brindar seguridad al viajero sin romper la tranquilidad que caracteriza este tipo de turismo.
El equilibrio entre disfrute y responsabilidad ambiental es hoy uno de los principales retos del turismo mundial. Según datos de la Organización Mundial del Turismo (OMT), el 74% de los viajeros latinoamericanos planea reducir su huella ecológica en sus próximos viajes, y uno de cada tres prioriza experiencias sostenibles sobre el lujo o la rapidez.
El slow travel representa así una evolución del espíritu viajero. Más que un estilo, es una actitud: la de detenerse, observar y vivir el presente con respeto hacia el entorno y las comunidades. Una pausa necesaria para redescubrir el sentido original de viajar.