
En México, el Día de Muertos ya no solo se vive, también se diseña. Este año, las ofrendas y altares tradicionales se renuevan con ideas “hazlo tú mismo” que inundan Pinterest y X. Entre flores de cempasúchil, velas aromáticas y toques de copal, surgen propuestas que van del minimalismo elegante al maximalismo colorido, todas con un mismo espíritu: rendir homenaje a los que ya se fueron, pero sin dejar huella ecológica.
Los tutoriales para crear altares sostenibles se han vuelto virales. Familias enteras comparten en redes sus versiones personalizadas, usando materiales reciclados, velas de soya, flores secas o papel picado hecho a mano. En la Ciudad de México, cada casa parece tener su propia interpretación del altar, desde los que ocupan un rincón del comedor hasta los que transforman la sala completa en un espacio ceremonial lleno de color y aroma a copal.
La tendencia DIY (Do It Yourself) llegó para quedarse. Muchos usuarios optan por construir sus altares con cajas de madera, mesas reutilizadas o bases hechas con cartón reciclado. Lo importante no es el tamaño ni el lujo, sino la intención. En lugar de comprar decoraciones nuevas cada año, algunos prefieren restaurar las que ya tienen o fabricar las suyas, reforzando así la conexión emocional con los objetos y las memorias que representan.
En redes como Pinterest, los tableros más guardados llevan títulos como “Altar minimalista con alma mexicana” o “Ofrenda sostenible para casa pequeña”. En ellos predominan los tonos neutros, las velas blancas y los detalles discretos, como una sola foto enmarcada y un puñado de flores naturales. Pero también hay quienes se van al otro extremo: altares monumentales con guirnaldas de cempasúchil, figuras de papel maché, luces led y caminos de pétalos que recorren toda la casa.
La creatividad no conoce límites. En barrios como Coyoacán, Roma o San Ángel, los concursos vecinales de altares combinan lo artesanal con lo contemporáneo: estructuras geométricas, papel reciclado teñido con pigmentos naturales, y hasta pantallas digitales que muestran fotos o videos de los difuntos. Todo cabe, siempre y cuando se haga con respeto y corazón.
Especialistas en cultura popular señalan que esta ola de personalización tiene un trasfondo social. En tiempos de vida acelerada, armar un altar se ha vuelto una pausa simbólica, una forma de reconectar con la familia y las raíces. “Es un momento de unión”, dicen algunos artesanos, “una oportunidad para conversar con los que ya no están, pero también entre los que seguimos aquí”.
El elemento común sigue siendo el cempasúchil, la flor que, según la tradición, guía el camino de las almas. Su color naranja domina todas las tendencias, aunque algunos diseños recientes incorporan tonalidades blancas, moradas o incluso doradas, dándole un aire contemporáneo sin perder su esencia mexicana. Lo acompañan el pan de muerto, el agua, la sal, el copal y la fotografía, símbolos que siguen resistiendo al paso del tiempo.
Las nuevas generaciones, por su parte, han convertido los altares en escenarios visuales que combinan devoción y estética. En X, circulan hashtags como #MiOfrenda2025 o #AltarConEstilo, donde usuarios comparten imágenes que parecen salidas de una revista de diseño. La competencia amistosa entre familias y comunidades ha ayudado a mantener viva la tradición, pero también a modernizarla.
Porque al final, la esencia del Día de Muertos no cambia: recordar con amor a quienes se adelantaron. Solo que ahora lo hacemos con conciencia ambiental, sentido del diseño y una buena dosis de creatividad chilanga. Y aunque el altar luzca minimalista o se convierta en un carnaval de color, todos comparten la misma intención: que el alma encuentre el camino de regreso, guiada por la luz de las velas y el olor del cempasúchil.